Han pasado ya dos meses desde la última vez que hablé de mis lecturas, así que hoy vengo a platicarles un poco sobre los libros que me acompañaron en abril y mayo. Fueron solo tres, sí… ¿y qué? Lo importante no es la cantidad, sino lo que uno se lleva de cada lectura.
No siempre se trata de leer mucho, sino de leer con ganas, con pausa, y dejar que cada libro haga su parte. Así que acá les comparto un resumen breve de estos tres títulos que, a su manera, me dejaron pensando.
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Abril: La Trukulenta Historia del Kapitalismo — Rius
Este fue el segundo libro que leo de Rius; el primero fue Marx para principiantes,. Con su estilo característico —humor ácido, dibujos caricaturescos, y una didáctica que no subestima al lector—, Rius nos explica de manera muy clara cómo nació, creció y se deformó el sistema capitalista.
Aunque suene pesado, no lo es. Se puede leer en una tarde, pero te deja con ideas para rumiar por semanas. Me hizo reír, pero también me hizo enojar. Y lo mejor: es un libro que puede abrir muchas puertas si estás empezando a cuestionarte cómo funciona el mundo y por qué tanta gente vive tan mal mientras unos pocos viven tan bien.
Un libro que informa, indigna y te deja con ganas de leer más, de preguntar más y, quizás, de organizarte.
Mayo (1): El hombre que plantaba árboles — Jean Giono
Un cuento breve y hermoso. No sabía que un texto tan corto podía tener tanta fuerza. Es la historia de un hombre que, en silencio, sin pedir nada a cambio, planta árboles en una zona desolada y cambia el paisaje entero. Es también una metáfora sobre la constancia, la esperanza y el impacto de los actos silenciosos.
Lo leí en menos de una hora, pero me dejó una paz difícil de explicar. En un mundo que parece moverse solo por el ruido y la velocidad, este libro es un recordatorio de que también hay poder en lo discreto, en lo lento y en lo que parece invisible.
No exagero si digo que es uno de los textos más bonitos que he leído en mucho tiempo.
Mayo (2): ¿El gato se comerá mis ojos? — Caitlin Doughty
Este libro me sorprendió. Caitlin Doughty, especialista en el mundo funerario, responde en él a preguntas reales de niños y adolescentes sobre la muerte. El resultado es un texto divertido, tierno, y a veces crudo, que desmonta tabúes con una honestidad que se agradece.
Lo empecé por curiosidad, y terminé enganchado. No solo aprendí cosas que nunca me había preguntado, sino que sentí que alguien me estaba hablando con cariño de un tema que nos da miedo a todos.
Si alguna vez te has sentido incómodo pensando en la muerte, este libro puede ayudarte a mirarla a los ojos con menos angustia y un poco más de ternura.